Por qué preguntamos “¿Cómo te fue en Internet hoy?”

Crianzas en entornos digitales

Quienes crían saben de territorios. Territorios donde casi todo está bajo control, en donde hay que prestar mucha atención. Territorios donde hay que acompañar de más lejos. Los de total independencia y los totalmente prohibidos. Unos públicos y otros privados. Según la edad, habrá territorios más amables y más hostiles, accesibles e inaccesibles. 

Pero no nos confundamos: territorio no es únicamente una plaza, un medio de transporte, un boliche o un colegio. La era digital nos obligó a redefinir la noción de territorio y hoy debemos incluir a los entornos digitales.

En términos de crianza: ¿qué tipo de territorio es Internet? Muchas veces asociamos a la Web con una plaza pública, otras tantas con un dormitorio que habita alguien en soledad, puede ser una manifestación o el sótano de alguien que se esconde. Internet no es un único territorio, son muchos, con diversas reglas y características que debemos conocer para poder incluirlos en la crianza. En la actualidad, Internet es el lugar donde los chicos y las chicas juegan, ríen, aprenden, socializan, se informan, aprenden, investigan. Y también donde se angustian, lloran, se preocupan y se pelean. 

La pregunta necesaria entonces es: ¿cómo ubicarnos como personas adultas que crían en esos entornos digitales? Esto se vuelve complejo por diversos motivos.

Durante años se construyeron argumentos que hablan de lo inútiles que son las personas adultas en Internet y lo poco que tenían para aportar o enseñar a chicos y chicas. Por otro lado, la brecha generacional -que separa a adultos y adultas de las juventudes en toda época- hoy incluye como protagonista al elemento Internet: se menosprecian sus usos y costumbres, se invisibilizan voces que por ahí circulan y se compara su cultura con épocas “doradas” del pasado.

Para empezar a pensar cómo criar, acompañar y cuidar en territorios digitales, debemos conocer estos espacios, sus lógicas y puntos de preocupación. Pero también debemos comprender cómo viven, sienten y transitan los chicos y chicas en esos territorios. Seguramente, su forma de vivir Internet sea muy distinta a la nuestra. Probablemente nos resultan inentendibles muchas de sus preocupaciones, gustos, experiencias, y no tengamos en claro cuándo estar más presentes y cuándo dar lugar a la privacidad. Seguramente sintamos que el sentido común de cuidadores disminuye cuando entran en juego dilemas digitales. 

Todo esto, que parece mucho, difícil o hasta imposible, podemos (y debemos) problematizarlo y atravesarlo.

Una pieza clave es empezar a entender lo que a los chicos y chicas les pasa en Internet. Y la mejor manera de hacerlo es preguntando y escuchando.

Cómo se sienten, qué les gusta, qué les preocupa, qué les importa y qué les aburre. Solo así podremos empezar a tener empatía por sus prácticas, podremos comprender un poco cómo se desenvuelven en esos espacios, qué cuidados tienen, qué saberes incorporaron y cuáles aún no. Solo así podremos saber cómo ubicarnos, cuándo aparecer y cuándo no.

La estrategia de acompañamiento en estos territorios sólo es útil si se toman en cuenta sus voces. Si no, corremos el riesgo de acompañar desde un adultocentrismo que solo nos aleje cada vez más.

Entonces, ¿cómo empezar a conocer sus experiencias, voces y preocupaciones digitales?

  • Elegí el momento del día que más te guste, un momento tranquilo y compartido.
  • La mesa a la hora de comer, como lugar de encuentro, suele funcionar muy bien. Mientras le consultes por su día en el colegio o en el club, preguntale “¿Cómo te fue en Internet hoy?”
  • Preguntá y escuchá desde el respeto, sin señalamientos y con ganas de entender lo bueno y no solo lo preocupante.

Te vas a sorprender con las respuestas, vas a aprender mucho. Solo así vas a entender ese territorio y sus lógicas, y así poder convertirte en una persona de referencia para cuando necesiten expresar algo o dialogar.