La lucha (digital) por la conquista de derechos

Derechos humanos en internet

El 2020 quedará en la historia como el año de la reclusión. Ciudadanos y ciudadanas de todo el planeta, encerrados en nuestros hogares para frenar la diseminación de un virus mortal. Otra vez, la realidad supera a la ficción. 

Entre todas las modificaciones radicales de nuestras rutinas, esta situación de emergencia presentó un desafío para los movimientos y colectivos sociales del mundo que luchan y abogan por las conquistas de derechos.

La aparición del covid-19 vedó su espacio de acción: la calle. Las manifestaciones, su principal manera de hacerse oír y visibilizar sus consignas, y que en los últimos años ganaron en espacio y cantidad en distintos lugares del planeta, prohibidas. 

Entonces, ¿cómo replantear la lucha? ¿cómo seguir militando derechos abandonando la calle? ¿Cómo hacer ruido?


Redes como espacios públicos

Las redes sociales, entonces, toman aún mayor protagonismo e importancia del que tenían. Es por ahí, por ese enorme espacio público en el que se disputa no solo lo simbólico, sino también la conquista de derechos. En la arena digital, las organizaciones encuentran posibilidades (también y mientras tanto) de expandir su mensaje y crear nuevas y poderosas narrativas.

Pero, como sucede en cualquier otro espacio de disputa, allí también chocan con mensajes y narrativas contrarias, opuestas, que parecerían ocupar las redes con mayor habilidad, aprovechando sus herramientas para que su mensaje logre más views e interacciones. Ya sea por lo altisonante de su mensaje, por utilizar un lenguaje cinematográfico casi bizarro, o porque encontraron en las redes un canal que no tenían en los medios hegemónicos. Lo cierto es que sucede: entre los videos más vistos en YouTube están los de teorías conspiranoicas (antivacunas, supremacistas, terraplanistas y tanto más).

Por estos días, entró al congreso argentino un nuevo proyecto de ley de interrupción voluntaria del embarazo legal, segura y gratuita, esta vez enviado por el Ejecutivo, y volvió a desatar el debate. La marea verde no acaba de llegar a las redes, pero sí tuvo que consolidar todos sus actos en las plataformas, virtualizando su militancia y ejerciendo presión de modo digital.

De manera obligada, la Plaza de los dos Congresos en Buenos Aires fue cambiada por pantallas, timelines, plataformas desde donde disparar un mensaje, transformar la bandera en meme. Y tomar los memes de producción. Militancia 2.0 reloaded.

Reflexiones finales

Hay allí, en la esfera digital, un campo donde es necesario dar batalla. Por si quedaba alguna duda, la pandemia lo hizo evidente: la militancia no puede ni debe ser solo territorial o digital, debe complementar y suceder de forma estratégica y sinérgica en todos los planos donde exista puja de poderes. El desafío queda planteado y nos obliga a ideas creativas, innovadoras, sorprendentes. Subvertir esta tendencia (o, a lo sumo, un diagnóstico personal), donde el histrionismo de ideas antiderechos pareciera ser mucho más permeable y eficiente para la dinámica de las redes sociales.

Que el distanciamiento sea físico y no social, para poder seguir estando juntos y juntas de una manera u otra, peleando por un mundo más justo.