
El lado oculto de la inteligencia artificial
Reconocimientos y trayectoria
Milagros Miceli fue reconocida por TIME entre las 100 personas más influyentes del mundo IA. Denuncia el cientificidio y el trabajo precario global.
“Como socióloga e informática, se forjó un nombre estudiando la vida laboral de los etiquetadores de datos de la IA. Pero se sintió incómoda al darse cuenta que, si bien recibía elogios por su trabajo, nada cambiaba en las vidas invisibles de sus sujetos”. (TIME)
De vender artesanías en la feria de San Telmo a figurar junto a Musk, Altman y Zuckerberg en la lista de TIME100 AI 2025. Su trayectoria está atravesada por obstáculos, trabajo, voluntad y compromiso. Actualmente trabaja en el Instituto Alemán de Internet y es investigadora principal en el DAIR Institute.
La pregunta incómoda
Mientras muchos celebraban algoritmos y modelos, ella se preguntó: ¿quién produce y corrige los datos que hacen posible la IA?
Esa inquietud la llevó a crear el proyecto Data Workers’ Inquiry, inspirado en Marx, donde trabajadores cuentan sus condiciones laborales.
“Es mentira que la IA va a automatizarlo todo. Necesita el trabajo manual y precarizado de millones de personas”. (Miceli para EL PAÍS)
El trabajo invisible
“Las IA no son tan automáticas como se predica. Funcionan con potentes computadoras que ejecutan cálculos sobre extensas bases de datos. Pero esas bases hay que arreglarlas y probarlas”. (EL PAÍS)
Más de 400 millones de personas en el mundo alimentan, moderan y corrigen la IA. Revisan discursos de odio, violencia sexual y racismo por sueldos miserables y contratos precarios. El daño psicológico y la explotación son parte del sistema.
Crítica al presente, no miedo al futuro
“No creo que el peligro sea que las máquinas nos dominen. El verdadero riesgo ya está: la concentración de poder en pocas empresas”.
Miceli plantea una crítica al presente de la IA, no un miedo al futuro distópico.
Cientificidio en Argentina
“Estamos viviendo tiempos de oscurantismo y cientificidio. Mientras se habla de convertir al país en hub tecnológico, se desfinancia la ciencia y se condena a la Argentina a ser proveedora de servicios baratos y precarios”.
Ciencia con humanidad
Convocada al Parlamento Europeo y al Senado de EE.UU., siempre pidió ir acompañada por trabajadores de datos.
Porque la investigación no es solo conocimiento: es una herramienta para visibilizar y transformar condiciones de vida.
Romper mitos
“Existe el mito de que quienes hacen esto no son trabajadores cualificados. Pero, en la práctica, se trata de trabajadores que han cursado por lo menos estudios terciarios o superiores. Yo he conocido gente que tiene hasta doctorados y está haciendo este tipo de trabajos”.
Errar no está permitido
Un ejemplo: el etiquetado de imágenes satelitales. Algo que agota la vista y exige distinguir objetos en imágenes borrosas. Si se hace mal, no pagan nada.
Es la llamada uberización del trabajo: pago por tarea, no por tiempo.
Un trabajo soñado: sin sueldo, sin ayuda y sin CV
Algunos trabajadores de datos son bloqueados por preguntar su salario. En Amazon Mechanical Turk, por ejemplo, cobran con vales en la plataforma.
Ante secuelas por contenidos perturbadores, nadie les ayuda: los acuerdos de confidencialidad les impiden contarlo y hasta incluirlo en su currículum.
La “evolución” de la IA
Antes la moda era el etiquetado de fotografías: importaba cantidad, no calidad. Hoy el vuelco es hacia tareas lingüísticas y de IA generativa: producir datos desde cero con un propósito específico.
Se contratan artistas desocupados para crear imágenes con prompts que entrenan a Midjourney, periodistas y escritores para crónicas, y personas que leen dialectos o lenguas minoritarias para enriquecer bases de datos.
¿Puede funcionar la IA sin este trabajo manual?
La respuesta clara es NO. Estos sistemas dependen de millones de trabajadores 24/7, pagados al mínimo y reemplazables fácilmente.
Sin embargo, revela Miceli, los modelos funcionarían mejor con datos pequeños y curados, trabajados por profesionales y sin anonimidad algorítmica. (Fuente: EL PAÍS)
El mito de la opacidad
“Es totalmente intencional, se vende el mito de una tecnología milagrosa y poderosa, que debemos temer porque nos puede matar a todos.
Yo añado que está basada en trabajo en negro, precarizado y explotador de millones. Para vender ese mito ultrapoderoso y temible, hay que borrar todo rastro de humanidad.
Sin embargo, la IA no funcionaría sin legiones de trabajadores manuales”. (Milagros Miceli en EL PAÍS)
Inspiración y futuro
Sus referentes son quienes ponen la solidaridad en el centro, como Timnit Gebru (fundadora de Black in AI y directora del DAIR).
Lo que la preocupa: que la IA decida vidas sin supervisión humana.