“En vacaciones de invierno me puedo pasar hasta 18 horas jugando online”. “Si mi promedio de tiempo con el celu en la semana es de 3 o 4 horas, en vacaciones de invierno se va al triple fácil”. “En vacaciones escondo la tablet debajo de la almohada y cuando mis papás se van a dormir, me la paso jugando toda la noche”.
Testimonios de este tipo son una constante que se repite año tras año en nuestros talleres con estudiantes, tanto de nivel primario como secundario, post receso invernal. Las vacaciones son reconocidas por estudiantes como un momento donde los límites del tiempo frente a las pantallas se diluyen, y aparece de manera clara la hiperconexión.
Maratones de casi 20 horas de juegos online, donde olvidan necesidades básicas, como comer o descansar. Exposición sin límites a series, dibujitos o películas. Scrolleo infinito en redes sociales y horas de chateo entre pares, son moneda corriente en la rutina una vez que la escuela se toma un descanso, y las chicas y los chicos se quedan en casa durante dos semanas.
Es necesario reconocer que, salvo que las familias tengan la posibilidad de tomarse licencia laboral o afrontar el gasto económico de una colonia de vacaciones de invierno (esto pensado en infancias), las vacaciones de invierno se vuelven un desafío a la hora de entretener, acompañar y llenar las horas del día de pequeños y pequeñas. Las pantallas se convierten en aliadas de mamás, papás o familiares cuidadores, mientras siguen trabajando desde casa y precisan que la demanda no supere su necesidad de cumplir las tareas laborales.
Desde Faro Digital comprendemos estos desafíos y les proponemos empezar a pensar que, en temas de pantallas, #NoEsTodoLoMismo. ¿Qué queremos plantear con esta idea? Que tenemos que comenzar a pensar que, cuando el ideal nos queda lejos, el camino no debe ni puede ser la resignación. “Son dos semanas, que vea todo lo que quiera porque yo no tengo posibilidad de no trabajar”. “Que haga lo que quiera, estoy a mil y no tengo plata para ir al teatro”. La resignación nos lleva a la inacción y, en muchos casos, al abandono de nuestras tareas de cuidado.
Sí, porque en Internet también tenemos obligaciones como personas adultas a cargo de chicos o chicas, y los cuidados deben trasladarse a estos territorios digitales. Dejarlos en soledad no debería ser una opción.
#NoEsTodoLoMismo es un planteo para empezar a tomar decisiones estratégicas de uso de pantallas, que se amolde a las rutinas, necesidades, limitaciones y posibilidades de cada familia. No es lo mismo una maratón sin control, que un tiempo limitado de pantallas. Así como no es lo mismo que no duerma de noche porque estuvo jugando, a que juegue un rato mientras las personas adultas trabajan.
No es lo mismo hacer red con otras familias para turnarse en los cuidados, que dejarlos al cuidado de las pantallas. No es lo mismo compartir un tiempo viendo una película juntos, que instalar la idea de consumo siempre solitario de pantallas. No es lo mismo elegir algunos momentos del día donde familias y pibes y pibas se desconecten y pasen un momento de calidad, a poner excusas para no hacerlo.
#NoEsTodoLoMismo. No es lo mismo la tablet que la TV, no es lo mismo una película que consumir redes sociales. Proponer un rato al aire libre y en movimiento no es lo mismo que no hacerlo. ¿Necesitamos ir al teatro, cine, plaza y circo todos los días? No. Pero no es lo mismo no hacer nada, a salir un rato sin pantallas a dar unas vueltas manzana. No es lo mismo resignar el tiempo de vacaciones a la conexión infinita, que charlar un rato sobre cómo viene el año.
En estas vacaciones de invierno no nos pongamos excusas. #NoEsTodoLoMismo. No nos resignemos ni tiremos la toalla. El uso excesivo de pantallas es nocivo para las infancias y adolescencias, y las vacaciones de invierno deberían ser un espacio de descanso, recreación y tiempo compartido. ¿A toda hora? No siempre se puede (casi nunca). Pero tenemos una propuesta para hacerte: armá una lista con tu familia con el lema #NoEsTodoLoMismo, seguro te sirva para implementar pequeños o grandes cambios y propuestas que marquen la diferencia.