Bullying en el centro de la escena
Bullying
El bullying en particular y la violencia en general volvieron al centro de la escena, a partir del difundido fenómeno del juego “La ballena azul”, y el éxito de la serie “13 reasons why”, producida por Netflix. Su variante digital, el cyberbullying, es un tema que nos ocupa y nos preocupa, como asociación que promueve los derechos en el ámbito digital y el buen uso de las tecnologías.
Internet atraviesa nuestras vidas de maneras, incluso, que no detectamos.
Por ello es menester comprender, sobre todo para los adultos, que a partir de las redes sociales la coesxistencia entre lo real y lo digital ha dejado lugar a un nuevo espacio público, que resulta del complemento de ambos mundos, convertidos en uno solo. Por ende los mismos cuidados y desafíos que los chicos enfrentan en la escuela (con sus variantes, claro) se replican en las redes, se retroalimentan y se complejizan.
No hay soluciones universales a fenómenos como el maltrato entre pares, pero sí una hoja de ruta que permite a los adultos referentes atender el tema, abordarlo y velar por su solución.
La simple condena es el camino más corto, el que menos compromiso genera. Más allá de que sea necesaria. Tanto padres como docentes, deben comprometerse con el maltratador, decodificar los por qué de esa conducta. Es importante ampliar el eje del conflicto, no solo atender las necesidades de la víctima, y ocuparse del victimario, sino también involucrar a los testigos (espectadores) para sacarlos de la pasividad, evitando validación social y efecto contagio. El maltrato de por sí es malo, pero empeora cuando es sistemático e involucra a uno contra varios. Eso tiene que quedar claro.
Estar, acompañar, dialogar
Acompañar, de eso se trata. Fomentar buenos valores en los más chicos, hacernos referentes y no esquivar las problemáticas que exceden nuestra zona de confort. Internet es un espacio público donde niños, niñas y jóvenes desarrollan gran parte de su vida, y en el cual ponen en juego tantas o más cosas que en el plano real.
Debemos comprometernos, sin violar la privacidad de los más chicos, estar atentos a las señales y evitar las peores consecuencias de estas prácticas.
El ámbito de influencia de un padre o un docente no termina en el hogar o en la escuela. Por eso es importante comprender el lugar que internet y las redes sociales ganaron en nuestras vidas, pero mucho más en la de los jóvenes.
Por Facundo Bianco, para Faro Digital